Una lección por aprender: algo sobre Las Pavorosas

por Aketzaly Moreno

Las Pavorosas fue el nombre que tomó un grupo de mujeres comunistas para levantar un fuerte respecto a sus compañeros varones, quienes, a pesar de todos los postulados que el comunismo lideraba, dejaban intacto su machismo. A modo de homenaje, elegimos este título para incluir en él 36 voces de mujeres que desde sus propios enfoques teóricos, estéticos y sociales ejercieron la escritura, un asunto que me parece medular en el reconocimiento y configuración de la identidad humana.

Cuando se dice que la literatura o el arte en general no es un dispositivo de cambio social o que no tiene ninguna injerencia en la vida de quienes habitan el mundo, tendemos a caer en un error. Estas compañeras poetas no sólo sortearon las dificultades que implica escribir, las cuales empiezan incluso desde la posibilidad de acceder a la alfabetización, sino también, quizás sin proponérselo, fueron ampliando el espacio, abriendo un camino en el que poco a poco las mujeres logran ser publicadas, leídas y comentadas. Esto último me resulta fundamental porque su trabajo poético, además de tener una hondura en su contenido, cuando nos plantean temas nuevos pero próximos a nosotras, también tiene una riqueza importante en su forma, en su modo de nombrar los entes que delimitan las edades.

Pensar ahora en un cuestionamiento ontológico respecto a la mujer puede ser un tema que nos resulta frecuente; sin embargo, considerar que estas preguntas ya se están formulando en el siglo XIX, más que parecerme un hecho extraordinario o atrevido, se me presenta como un momento necesario y seguramente habitual, aun desde siglos anteriores. ¡Cuánto nos han arrebatado el silencio y la sombra para darle forma a nuestras memorias colectivas!

Volver realidad física la exploración poética.

Este libro suma ejes que pueden ayudarnos a la construcción de una memoria sesgada; revierte los estereotipos de la escritura femenina y entrega algo que juntas sentimos como una herencia sobre la cual podemos avanzar y transmitir y la que también merece tener la presencia que siempre debió corresponderle.

Como una lectura más personal, durante el proceso de compilación miraba cómo las temáticas orbitaban un sentido telúrico, y eso me pareció profundamente conmovedor por el impacto que tiene en la realidad.

¿Qué buscan hacer en Milpa Alta con el cambio en el uso de suelo? Si esta tierra que nos queda, ese último bastión de defensa por el respeto a la vida se viene abajo, ¿qué tenemos delante sino la réplica del abuso de un cuerpo extenso, pero de tierra? Nombro esto aquí porque cuando leo a nuestras pavorosas maestras, la defensa por todos los elementos que se consagran en la palabra vida, por todos los elementos que se consagran en la palabra tierra avanza en los versos. En este asunto sobre todo marca terreno la poesía de Aurora Reyes y Concha Michel, dos tremendas pavorosas.

Entre otros temas, digo estos: la lucha feminista, la lucha agraria, la lucha por los derechos lésbicos. ¡Qué absurdo pero qué necesario estar luchando por algo que nos merecemos!

He dicho que estas miradas renuevan el aspecto de las épocas; además de dar testimonio de su momento social, proponen una variación interesante y rica en los grandes temas de la vida, digo, de la literatura: el amor y la muerte. Ya era hora de que nos hablaran de nuestras vulvas, como lo hace Silvia Tomasa Rivera, sin pasar revista al arquetipo femenino, rancio ya desde El libro de Buen Amor; y en este sentido, la experiencia erótica se amplía, nos muestra otro cauce, como sucede por ejemplo con Ulalume González de León; surgen el aborto y la maternidad descalzada del prodigio y la entrega sino vistas como un largo dolor largo; o aparece, al fin, el amor ajeno al falocentrismo, con los versos de Rosa María Roffiel. La relevancia que quiero subrayar con esto no está vinculada a la ausencia de estos temas en la actualidad, porque no es así, de todo esto se está escribiendo ahora. El énfasis lo pongo en el papel que tuvieron estas mujeres, pioneras, maestras, insisto, en abrir paso para que una lesbiana como yo pueda escribir cómo ama a las mujeres sin el afán de querer sonar innovadora, sino de carne y cotidiana.

Los rostros de las manos detrás de la investigación del libro durante una presentación en noviembre de 2022.

Pero este libro no hubiera llegado a este momento sin el impulso que le dio el maestro Iván Cruz Osorio, quien ha dedicado mucho tiempo, como furioso sabueso que es, para encontrar la huella de grandes y pequeñas joyas; fue atando los hilos de una historia que se hermanaba también con sus intereses sociales y políticos en los trabajos poéticos. El resultado de esto fue el curso “Dios Nuestra Señora”, que impartió durante la que me gusta llamar Primera Pandemia. A ese curso llegamos María José Ramírez Jiménez, Tania Jaramillo, la siempre invencible Claudia Sandoval y yo. Ahí aparecieron, para mí, el redescubrimiento de autoras que ya conocía, pero ahora con otro registro, en otro género, con otra forma; más rabiosas, más detonantes; y nuevos nombres, quizás el que más me dejó maravillada y sorprendida fue el de la maestra Ámbar Past. Inútil sería tratar de glosar el modo en que lleva sobre los versos el testimonio de la violación; el dolor y la belleza en la anunciación de la luna, la ausencia del tabú, la homologación con el ritual y, nuevamente, la llegada de la tierra.

No quiero dejar de mencionar a Diana del Ángel, destacada poeta e investigadora cuya revisión y palabras preliminares nos ofrecen una ruta para abordar este corpus de poetas libertarias. Es grande la admiración que tenemos por el trabajo que ha hecho, no solamente en términos de este libro, sino por toda su investigación y su creación poética. No quisiera abrumarla, pero es muy complicado negar lo evidente: Diana del Ángel es también una maestra.

Ojalá estas palabras puedan transmitir la emoción que me provoca la publicación de este libro; ojalá puedan ser una aproximación afortunada. Ahora, me dije en la intimidad de mi pieza, una vez con el libro en mis manos, con las estancias de las maestras arremetiendo página tras página, qué toca hacer con esto: difundirlo, también criticarlo, comentarlo; extraer una y otra autora, sacarlas y poner sus versos en otras bocas, en otras mesas; juntarnos a leerlas, a pensarlas, a sentir cómo nos interpelan y luego cuestionarlas. El camino está puesto, pero con todo eso, y lo confieso más como una mujer que como una compiladora, como una mujer que delante de sí tiene una vida breve, lo único que deseo es aprender la lección o que su poesía me toque y me bendiga.

Afiche de un proyecto de recuperación.

***
Aketzaly Moreno (México DF, 1992)

Estudió lengua y literaturas hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha publicado Vuelo de muerte (2018), Nada queda en pie (2019) y recientemente Relámpago en la sangre con Mantra Edixiones. Ha participado en encuentros de poesía en Argentina, Bolivia y México. Organiza el Festival Internacional de Poesía en Milpa Alta. Actualmente dirige la editorial Ojo de Golondrina.
Facebook: @aketzaly.moreno

María José Ramírez Jiménez et al. (compiladoras). Las pavorosas. Corpus de poetas libertarias, militantes y activistas mexicanas (siglo XX). México: Dogma Editorial, 2022, 329 páginas.

Las imágenes de portada e interiores fueron tomadas de la página de Facebook de la editoria.

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