Desde la modernidad, el continente africano ha vivido silenciado y confundido: África como país; África como safari; África como la hambruna, la pobreza, la ayuda humanitaria; África como la malaria, el paludismo y la fiebre amarilla. ¿Marruecos y Egipto son África? ¿Hay literatura africana contemporánea y una línea de crítica social y producción epistémica trazable en África? ¿Existen ciudades grandes en África? ¿Quiénes son lxs que habitan África?

Hablar de África, como si la sola palabra pudiera englobar la diversidad de los 54 estados “soberanos” que la componen, casi siempre lleva a las mismas preconcepciones que acusan la enorme ignorancia que todavía cubre a ese gran continente. Un gran continente que, hasta la fecha, sigue siendo explotado y despojado; que lleva años sufriendo neocolonialismo y plutocracia. Hablar de la enorme construcción narrativa de lo africano y del África es recordar constantemente la cartografía colonial que segmentó el territorio y el relato que permite que el norte y el sur globales sigan funcionando y se actualicen.

¿Qué de similar tienen África y América Latina?, ¿cómo es que nuestra historia colonial nos acerca y cómo es que las diferencias nos distinguen abismalmente?
El autor guayanés Walter Rodney (1942-1980), en su libro De cómo Europa subdesarrolló África (traducido por Pablo González Casanova), revisa la influencia que tuvieron Europa y sus múltiples políticas esclavistas, imperialistas, genocidas y racistas en el atraso de lo que se conoce como el África subsahariana.

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Imagen principal: Sharecropper Sam Williams with family members and laborers in cotton field c. 1908. Library of Congress Prints and Photographs Division Washington, D.C. 20540 USA.
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