Mark Fischer y Ocasio-Cortez: la miope falacia

por Héctor Gutiérrez Trejo

La imagen le dio la vuelta al mundo: al menos al algorítmico. Las redes sociales estallaron en estruendosa pirotecnia, similar a las explosiones de las películas de Marvel, que si algo nos han demostrado es que hasta la gravedad es una construcción política: si tienes tanto capital como Tony Stark (o Musk o Bezos) puedes librarte de ella. La joven congresista de izquierda Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) portó un vestido blanco con la leyenda, en letras rojas, como emulando un grafiti, o la sangre derramada de las minorías estadounidenses: Tax de rich. Impuestos para los ricos, la consigna. Salvo el atuendo fantasmagórico de Kim Kardashian, la legisladora de Queens fue el tema que dominó la conversación de la pasada Met Gala: espacio antonímico donde, en un planeta sumido en la pobreza, la falta de vacunas y servicios básicos, la gente bonita y rica, inoculada con Moderna o Pfizer, presume estrafalarias vestimentas en un ofensivo ostento que haría ver franciscana a la corte de Luis XVI. 

El vestido del meme y del escándalo. Imagen tomada del Facebook de la parlamentaria.

La conversación no la acaparó Gigi Hadid, con su vestido digno de la protagonista de un noir clásico. Diva de El halcón maltés. Ni Lil Nas X con su armadura dorada: la de los Caballeros del Zodiaco, dicen las burlas digitales. Abolamos la tiranía de los géneros, deja implícito el nuevo astro afroamericano. La congresista de izquierda, que ayudó a detener la construcción de una planta de Amazon en su barrio neoyorquino, fue el eje de la admiración centennial… y eje de las críticas, por igual, de sectores de la izquierda y la unanimidad de la derecha. No sólo gringas, sino latinoamericanas. Ambas cargadas de miopía, misoginia y puritanismo ideológico. Es cierto que AOC no es Lenin, ni Mao, ni Fidel…  ella misma no lo pretende ni su contexto se lo permitiría. De hecho, ¿podría haber un nuevo Che Guevara con las condiciones materiales actuales? Un mundo occidental que se desindustrializa a pasos agigantados, mientras la producción se concentra en el gigante asiático… y el neoliberalismo, muerto ya, es un cadáver convertido en zombie: quizá peor que cuando estaba con vida. Esta vez no hay que reparar en las cavernarias opiniones de la derecha, que en ambos lados del río Bravo son iguales: intolerantes, reaccionarias y virulentas. Fox News publica que la American Accountability Foundation (AAF), un think tank de carácter conservador (valga la redundancia), denunció a Ocasio-Cortez por violaciones de ética al atender la Met Gala.1 No vale la pena reparar en esas vociferaciones, ni los ataques de los incels y la alt right contra la congresista en plataformas como 4Chan y su, ya prácticamente, contraparte mainstream: Facebook, que impulsa algoritmos que fomentan la intolerancia.

En este caso, las críticas contra AOC han sido igual de intensas por sectores de la izquierda. Para ello, se han valido de Mark Fisher, quizá uno de los teóricos y filósofos anticapitalistas más refrescantes en la última década, pese a su muerte precoz a causa de un suicidio, para embestir a la neoyorquina descendiente de inmigrantes racializados. Perfiles en Instagram como the.decadent.socialist, de carácter anglosajón, o proyecto_televética_, hispanohablante, viralizaron memes (miles de likes recibidos) con una cita descontextualizada de Fisher, sacada de una entrada de Wikipedia, sobre su concepto del realismo capitalista: es decir, de forma resumida, que el capitalismo nos ha hecho creer que ya no puede haber nada distinto, que no hay alternativa y que incluso las expresiones anticapitalistas no son rechazadas, sino asimiladas y apropiadas por el propio capital (Parásitos es ovacionada en los Óscares).

Presuntamente, Kim Kardashian imitando la sombra de Jung. Fotografía tomada del Twitter de la socialité.

El uso de estos memes, tanto de zurdos como de diestros, no sólo son una falta a la memoria de Fisher, quien se habría horrorizado de saber que su discurso anticapitalista se vuelve fetiche, en el sentido que expone Žižek, para soportar la pesadez y el patetismo de la realidad, de la derecha y de la izquierda por igual: quienes, criticando a AOC, caen, por un lado u otro, en lo que justo el pensador británico, fundador del influyente blog K-Punk, habría definido como realismo capitalista: no hay nada afuera del capitalismo… búrlate y no pienses en alternativas… haz un meme porque no hay escape de la bestia de explotación y acumulación de la riqueza. Es cierto que la congresista demócrata se ubica más al centro liberal que en expresiones más cercanas a la izquierda tradicional. También es cierto que su discurso ha ido perdiendo radicalidad y cada vez se diluye más con lo que piensa y dice el establishment demócrata. Es reprobable, de igual manera, que la consigna que portó en la Met Gala se haya vuelto una marca… Y que en su propio sitio web la congresista venda ropa con la referida leyenda: Tax the rich. Podría argumentarse que el sistema político estadounidense, basado en la donación de privados para financiar campañas, así como que el que AOC use a productores locales en vez de grandes firmas de moda, la justifican. Sin embargo, ¿no ella apostaba a una forma distinta de hacer política? Esa es la esencia del realismo capitalista… y no los memes descontextualizados que plagan las redes sociales y que habrían desatado la ira de Fisher.

Después de todo, pese a sus defectos, AOC sigue siendo la voz más influyente, junto con Bernie Sanders, para los jóvenes con tendencia a la izquierda en Estados Unidos; además de un faro de esperanza para su comunidad de clase trabajadora y para millones de personas racializadas que aspiran a una representación distinta al “obamismo”: pórtate como blanco, bombardea a niños musulmanes… pero exime tus culpas bajo la carta racial. Lejos de canibalizar a AOC con puritanismos ideológicos (lo que sirve en el fondo para fortalecer las posiciones de extrema derecha en la política gringa), hay que reconocer y articular las luchas en común de la izquierda, que ella misma enarbola. Una batalla a la vez. En la actualidad, en el vecino del norte (y en todo el mundo) una de las principales luchas, aunque enmarcadas todavía dentro de la lógica liberal, es la de los impuestos para los ricos: que haya una mayor redistribución de la riqueza. Y AOC, junto con Sanders, es quien más ha logrado concientizar a la población estadounidense al respecto: las búsquedas sobre mayor carga fiscal a los que más tienen se dispararon tras la Met Gala. Es difícil creer que de un día a otro expropien Amazon o Space X, sobre todo porque el poder político de la Unión Americana está supeditado en su totalidad al poder económico: su mismo sistema lo requiere, ya que la política está privatizada. Y si la izquierda, o lo más parecido a la izquierda que tienen en ese país, puede lograr que Musk, Bezos y Zuckerberg dejen de evadir tantos impuestos y que ese dinero sirva para ayudar a las comunidades latinas, afroamericanas, bienvenido sea. De lo contrario, la autofagia izquierdista servirá para seguir alimentando a la bestia del realismo capitalista. Y la derecha no escatimará en socavar cualquier intento de una nueva colectividad.

Postal soviética exhibida por el Museo del Comunismo, en Praga. Tomada de su Facebook.

El propio Fisher, en su ensayo “Salir del Castillo de Vampiros” critica el intelectualismo de izquierda en Twitter que condena, moraliza, hace cacerías de brujas, culpabiliza, individualiza y tiende a privatizar la crítica. En un caso específico, Fisher defiende al comediante Russel Brand, quien en un programa de televisión, en una entrevista con Jeremy Paxman realizada en 2013, articuló un discurso procomunista, promigrante y a favor de la clase trabajadora. Las represalias, como pasó con AOC, no se hicieron esperar: y las principales vinieron de la misma izquierda culpígena y puritana. Lo acusaron de hipócrita y otros adjetivos… mientras la derecha, sonriente y cohesionada, continúa ganando posiciones (en ese entonces y ahora) en el parlamento británico.

“La primera ley del castillo de vampiros es: individualiza y privatízalo todo. Si bien (los de la izquierda vampiresca) en teoría dicen estar a favor de críticas estructurales, en la práctica jamás se enfocan en nada que no sea el comportamiento individual. Algunas personas de la clase trabajadora no tuvieron una gran educación y a veces pueden ser irrespetuosas. Recuerden: condenar individuos es siempre más importante que prestar atención a estructuras impersonales. La clase dominante propaga ideologías de individualismo, mientras tiende a actuar como una clase”, señala Fisher…2 y eso debieron de haber señalado los memes que tanto se viralizaron en vez del otro texto wikipediadizado/fragmentado del británico. A AOC, después de todo, sí hay que exigirle y confrontarla, sin individualizar la crítica, sin puritanismos y sin dejar de articular un proyecto político en común que nos permita ir más allá del realismo capitalista. O en el futuro tendremos puros Obamas, Nancys Pelosis y Mitch McConnels.

Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes en Estados Unidos, se reunió el 9 de octubre de 2021 con el papa Francisco. Fotografía tomada del Twitter de la congresista.

Notas

1 Jessica Chasmar, «AOC hit with ethics complaint over Met Gala attendance», en Fox News.

2 Mark Fisher, “Salir del castillo de vampiros” en K-Punk-Volumen 3 (Reflexiones, comunismo ácido y entrevistas), Patricio Orellana (trad.), Caja Negra Editora, Argentina. p. 109.

***
Héctor Gutiérrez Trejo

Periodista adicto a los doritos nacho y a la coca cola. Y a los cheetos bolita de desayuno. Ha sido reportero en Reforma y coordinador editorial en Esquire Latinoamérica. Actualmente colabora en El Financiero.
Twitter: @tedefrijol

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