Al final son los que tienen el sartén por el mango los dueños de los medios, los que deciden quiénes existen o no, quiénes tienen voz o no. Muchas veces existen listas negras en cuanto a personas que puedan informar, pero existen también temas que no son tocados.
María Olivia Mönckeberg
por Samuel Cortés Hamdan
Chile vive una crisis social. El 18 de octubre de 2019 comenzó un movimiento tan espontáneo como claramente causado. «No son 30 pesos, son 30 años», afirmaron desde el principio los manifestantes en repudio a la iniciativa del presidente Sebastián Piñera de aumentar el costo del boleto del metro de Santiago.
Esa intención gubernamental bastó para que la sociedad chilena estallara contra la desigualdad que se vive desde hace décadas en un país que atentó contra su mandato democrático en 1973, con el golpe de Estado perpetrado por Augusto Pinochet con la participación activa de Washington, y que mediante la violencia militar impuso el modelo neoliberal, esquema económico impulsado desde la Universidad de Chicago que multiplica las privatizaciones y abandona a las mayorías.
Desde aquel octubre de 2019 han pasado muchas cosas en Chile, incluida una respuesta violenta del Estado contra su propia ciudadanía, donde el cuerpo de Carabineros y otras fuerzas oficiales han perpetrado torturas, golpizas, amedrentamientos, estallido con perdigones de globos oculares, abusos sexuales, persecuciones, entre otras agresiones, con la connivencia plena del Ministerio del Interior y Seguridad Pública y del gobierno de Piñera. Una violencia de Estado que recuerda a la de la dictadura, como no han dudado en acusar las víctimas, ciudadanos, políticos de oposición y voces desde el acompañamiento internacional.

Se han suscitado manifestaciones masivas en las que el pueblo chileno exige la transformación de sus circunstancias y desde las que renombraron la llamada Plaza Italia o Plaza Baquedano como Plaza de la Dignidad, además de orillar a la remoción de la estatua de Manuel Baquedano del sitio y de convertirlo en un punto de reunión, crítica, integración simbólica e intercambio de ideas y entusiasmos.
Han sucedido eventos como el plebiscito constituyente, donde en octubre de 2020 una mayoría aplastante, de casi el 80 por ciento, optó por escribir una nueva constitución para Chile, con lo que sustituirán la vigente, escrita y ratificada en dictadura.
Y también la situación política y social ha resaltado la respuesta de la prensa independiente chilena, que ante el pacto de silencio de los medios de comunicación masivos —conglomerados empresariales con participaciones directas en el golpe de Estado y la dictadura (1973-1990), como en el caso de El Mercurio, o con intereses empresariales allende el ámbito comunicacional, como en el caso de Álvaro Saieh, detrás de La Tercera— toma en sus manos la obligación histórica de salir a la calle y documentar la violencia de Estado con que el gobierno y el sistema económico buscan acallar, doblegar, disuadir a la población, en pie de lucha desde hace años y que hoy vuelve a manifestar sus exigencias de cambio.
Altura desprendida conversó con Mikal, enlace de prensa de la iniciativa Piensa Prensa, sobre la labor de la plataforma en documentar abusos, denunciar tropelías, evidenciar arbitrariedades, atender las voces del piso y la calle, y constituir un testimonio amplio sobre el proceso que atraviesa el país sudamericano.
El nacimiento de una iniciativa y el estallido social
Piensa Prensa nació en 2013 a consecuencia de las varias manifestaciones sociales que ocurren constantemente en el país. «La prensa ocultaba cómo terminaban las manifestaciones, con detenidos, con personas apaleadas, con personas mojadas», heridos con perdigones, explica Mikal.
«Estábamos del lado de los estudiantes, de los sindicatos, de los enfermeros, generalmente salíamos dos veces al mes o una vez al mes a terreno, a la calle, y creamos una página de Facebook con la cual podíamos difundir estas noticias, lo que la televisión no cubría».
El estallido social de octubre de 2019 los pescó en terreno, «en la calle misma», explica. Nacida con la participación de fotógrafos y documentalistas, a la plataforma independiente se sumaron periodistas profesionales en el marco de esta ola de protestas.
«Nuestro trabajo en redes sociales es audiovisual, son imágenes reales y ese rol de entrega de la información es lo que sorprendió (al gobierno)», pues Piensa Prensa ha documentado detenciones irregulares y agresiones con arma de fuego contra los manifestantes, entre otros actos de hostilidad, añade Mikal.

Toque de queda: ¿salubridad o censura?
Las demandas de la movilización social, señala, continúan latentes a pesar de las restricciones de movilidad que ha impuesto el gobierno chileno debido a la pandemia de coronavirus, que de acuerdo con el Ministerio de Salud suma más de un millón de personas contagiadas y más de 25 mil víctimas mortales.
«(Las movilizaciones) están estancadas por la pandemia, tenemos una gran represión en la calle, con toques de queda injustificados, cuando no hay políticas públicas en ayuda de la sociedad, solamente ha sido para reprimir la manifestación y para detener las protestas, que hasta marzo estaban aconteciendo. Piensa Prensa está en estos momentos en stand by, producto de que el gobierno nos canceló los salvoconductos para salir a cubrir manifestaciones y tener acceso a las noticias que están en la calle. Nosotros no podemos salir a cubrir la calle», comparte.
Los salvoconductos se entregan únicamente a los medios de comunicación tradicionales, esos mismos ante cuyos privilegios la prensa independiente buscó originalmente actuar con alternativas de acceso a la información.
«En estos momentos se están entregando salvoconductos a las empresas de comunicación, a los negocios de comunicación, que son cuatro canales que funcionan en Chile en señal abierta; y todos conocen que además en estos canales los dueños son los grandes multimillonarios en Chile. A nosotros, como no somos un negocio y no somos empresa, se nos rechaza la solicitud».

«Esto atora a la prensa alternativa, estamos hablando de muchos medios, se le está negando este derecho a la información con el pretexto de que estamos en pandemia, sin embargo los grandes medios de comunicación, que están a favor del gobierno y que son de los empresarios que manejan este país, ellos sí pueden salir y ocultar la información real, y también manejando esta información con datos y con noticias que no nos interesan, como la muerte del duque de Inglaterra», critica.
«Acá en Chile tenemos problemas mayores, con detenidos, con presos políticos, tenemos una gran cantidad, cerca de 200 chicos que son presos políticos, ni siquiera han sido formalizados después de catorce meses, y tenemos un congreso que no se ha dignado a parar las leyes, sino que ha sido parte de este gobierno, cuando tenemos una cantidad exorbitante de fallecidos producto del covid por un mal manejo que había sido advertido por médicos y profesionales. Hay noticias que son súper importantes y nos llega esta noticia del duque».
El enlace de Piensa Prensa reconoce que su labor como plataforma alternativa ha sido difícil. «Cuando estuvo el estallido social los medios independientes fueron brutalmente reprimidos también. Todos nuestros integrantes tienen perdigones, fueron detenidos. La misma policía nos identifica y nos detiene ilegalmente; y si ellos quieren te dejan toda la noche detenido».
«Se le está dando espacio a los medios tradicionales para que apaguen estas movilizaciones que todavía están. Hay comunas y ciudades donde todavía se ven manifestaciones, donde todavía hay protestas, (mientras) la policía militarizada tiene tanquetas, tiene personal antidisturbios instalado a lo largo del país para reprimir las manifestaciones y también, con esto, a los medios independientes. Lo que se quiere tratar es apagar a los medios independientes y que esto vuelva a una normalidad, que todo vuelva a ocurrir como lo que pasaba antes de octubre del 2019», considera.

Sustituir la constitución de Pinochet
Sobre el proceso de elaboración de una nueva carta magna, Mikal expresa sus reservas. «Mucha gente que estaba en rechazo de este plebiscito hoy los podemos ver como candidatos» para ocupar una curul en la convención constituyente, organismo que se encargará de la redacción del texto. Estos aspirantes serán votados el próximo mes, el 15 y 16 de mayo.
«Es irrisorio. Estamos pensando en que gente que rechazó esto, que hizo una campaña millonaria para que esto no se pudiera realizar, hoy forma parte de la papeleta donde postula a este cargo para cambiar la carta magna, es decir, para seguir con los privilegios que tiene el empresariado y el gobierno de derecha», reprocha.
Además, considera que el llamado a reescribir la carta magna es en sí mismo un juego político entre el gobierno y los partidos políticos. «Estamos hablando de cerca de 200 mil militantes a nivel nacional (cuando) tenemos un padrón de 18 millones de personas. Y ellos están manejando esto a su gusto».
También le queda claro que una nueva constitución no va a resolver problemas estructurales en el país, como la falta de infraestructura educativa y de salud, junto con que sus resultados no podrán verse sino dentro de varios años.
Represión a pesar del voto popular; Piñera hace oídos sordos
De alguna manera, la mayoritaria opción por el sí en el plebiscito constituyente es una voz de repudio contra el pasado dictatorial de Chile y una manifestación elocuente contra el estado de las cosas, contra las agresiones reiteradas y respaldadas desde La Moneda. Sin embargo, la respuesta oficial no ha sido de atención a la queja ciudadana, sino de reiteración de las hostilidades y de ruptura del diálogo democrático.
«El presidente Piñera ha sido totalmente abstracto en estas peticiones que ha demostrado la sociedad e irresponsablemente ha dejado que la policía, en este caso Carabineros, prácticamente se mande sola», acusa Mikal.
«Tenemos detenciones a menores de edad, tenemos gente que ha muerto en los calabozos y que no se ha podido aclarar, tenemos gente que ha sido detenida por el solo hecho de estar parado frente a una manifestación. Y el presidente Piñera ha sido oídos sordos a estos cinco informes que se entregaron con respecto a la violencia que ocurrió en Chile y que está ocurriendo».
En cambio, la estrategia que sigue es reiterar su respaldo a los uniformados. «Hemos visto cómo sale él en primer plano dando un discurso honorable, personal de Carabineros detrás, pero hemos visto la cantidad de heridos que hay. Esto nos puede decir que hay un negacionismo con respeto a las violaciones de derechos humanos en Chile y que para él también es necesario tener el apoyo de Carabineros porque sin el apoyo de Carabineros y el ejército Piñera hubiese dejado de gobernar hace bastante rato».

El futuro de Piñera es oscuro, opina Mikal, pues sus actos violatorios de derechos humanos lo aíslan del entorno internacional y de la vida política del país cuando concluya su mandato presidencial, además de que en algún momento tendrá que ser llamado a cuentas y presentado ante la justicia. «Va a ser juzgado en Chile e internacionalmente».
«La única forma de zafar de esto es que él arranque mañana, tome un helicóptero, se vaya del país y nadie sepa dónde está. O lo otro es que él haga un intento de un golpe y se mantenga en el poder porque de otra forma no va a poder salir de Chile, y esto va a ser con el apoyo irrestricto de las fuerzas armadas y Carabineros», estima Mikal. De ahí que en cada discurso Piñera ratifique su apoyo a las fuerzas de seguridad.
«Las manifestaciones en la calle no van a parar hoy. Si se decreta mañana eliminar el toque de queda, va a salir la gente a pesar de que a Piñera le quedan once meses para terminar el gobierno. Él está en un escenario muy complejo».
Además, la policía no va a ceder en sus agresiones, vaticina, pues los uniformados están entrenados para tratar a los manifestantes como enemigos. Modificar esta realidad, evalúa Mikal, requiere refundar instituciones como Carabineros y reorientar la formación de sus integrantes, un esfuerzo que ahora mismo se antoja imposible.

Mirar hacia afuera de Chile
Mikal ve con desconfianza la capacidad de los manifestantes y ciudadanos chilenos de ver más allá de sus fronteras y ligarse con las luchas populares de Perú, Bolivia, Argentina, Colombia, Ecuador y otros países de América Latina, donde sectores laborales, estudiantiles, del sector salud, grupos indígenas, activistas, artistas, intelectuales, también alzan la voz contra sus gobiernos y en rechazo a las condiciones económicas que impone el capitalismo en la región.
«La gente es muy centralista en Chile, poco le importa lo que pasa en Perú, lo que pasa en Venezuela, lo que pasa en Bolivia, no hay una relación ni una comunicación. Es como un país donde somos nosotros; no somos capaces de mirar ni de pensar en otro país ni solidarizar con otra región, es imposible».

«Con esto del neoliberalismo solamente se aprecia lo que viene de Estados Unidos, la ropa de moda, y ese tipo de noticias es lo que le importa a la gente en Chile. Estoy hablando de la gran mayoría, no de todos. Pero una solidaridad con otros países no hay, salvo algún pequeño grupo partidista y otro más reaccionario, pero no hay solidaridad ni comunicación entre ellos».
Pese a este panorama incómodo, iniciativas como Piensa Prensa buscan romper este cerco nacionalista y acompañan movimientos sociales en otras partes de Latinoamérica. No obstante, esos contenidos no son preferidos por sus lectores, confiesa Mikal.
El apoyo desde el exterior a la prensa independiente chilena, en cambio, sí se ha hecho notar. «La gente de fuera del país se ha relacionado y ha preguntado cómo nosotros hemos llevado (esto). Se han enterado por nosotros, por la prensa alternativa, de lo que está ocurriendo en Chile».
«La prensa tradicional apagaba la televisión a las doce de la noche, cortaban sus transmisiones o te mostraban una película turca mientras nos estaban sacando los ojos y estaban deteniendo a niños y niñas que eran desnudadas en comisarías, abusando de la gente que no tiene defensa y encarcelando a una gran cantidad de gente que aún sigue siendo prisionera».

***
Samuel Cortés Hamdan (Guadalajara, 1988). Licenciado en letras por la UNAM, ha trabajado como editor y reportero en distintos medios. Escribe sobre cine, lo que pasa en la calle, los reveses de la emoción y su apego a los accidentes del terreno, así como de libros que querrían su reedición. Guarda dos inéditos en el cajón.
Twitter: @cilantrus
Imágenes de portada e interiores: Tomadas del archivo digital de Piensa Prensa.