Osiris gringo: cinco poemas de Aaron Poochigian

por Svetlana Garza

Supe de la existencia de Aaron Poochigian porque, aunque me gustan las drogas duras, soy una ñoña de corazón y necesitaba desesperadamente conocer la historia de las traducciones de la Eneida al inglés (a veces se despierta una en ese humor). Para mi sorpresa, había alguien en este mundo que se había dado a la tarea de investigar el tema y de ponerlo a mi alcance. Ya que mi alma traductora se apaciguó de datos duros, me puse a ver la biografía del autor del ensayo y a stalkearlo un poco. Así fue como supe que es traductor de ruso y griego, y que tiene un doctorado en literatura clásica; que nació en 1973 y vive en Nueva York (su segundo libro se llama Manhattanite). Así fue como supe que es poeta. El título de su primer libro me pareció la cosa más perfecta —The Cosmic Purr (El ronroneo del cosmos) y corrí a comprarlo (bueno, corrí a picarle comprar en Amazon). También empecé a seguir su trabajo en Facebook, donde publica poemas cotidianos que alegran mi timeline. Me sorprendió cómo sus versos podían tener una voz tan gringa y tan universal a la vez. El paso lógico era traducirlo, para tener un pretexto y escribirle y hablar con él, y en Altura desprendida, cursis natos como son, les encantó la idea. Los siguientes poemas pertenecen a su más reciente libro, American Divine, publicado este año.

American Osiris

Dead god, dead god, come alive
on the count of number five.
One, two, three, four. . .

I sense dejection in the vegetation.
I get how red a sun is going down.
And there they go, the dogs all over town,          
howling like widows. Ambush, mutilation,
dumpsites across state lines—the deed is done.
Streetlights will keep on burning all night long
in memory of you, the youth, the strong
seed-giver, the delight, the vital one.

It’s useless but I want to strew
funeral flowers—the orchid, the iris.
Traffic on the avenue
is sighing for the loss of you,
American Osiris.

I smell the crime: in Jersey there’s a scow
tugging, like rubbish, your indignant liver
up the Passaic—post-industrial river—
and all the sap in you has turned crude now
and soaks from ruptured pipes into the prairie.
Your sex is wild boars goring Arkansas.
Who axed you, handsome? Who has dumped
you, raw,
on this democracy, this cemetery?

Sorrow has spread from coast to coast
like a saccharine song or seasonal virus.
You are what weighs on us the most—
darling and carcass, god and ghost,
American Osiris.

Dead god, dead god, come alive
on the count of number five.
One, two, three, four. . .

Osiris gringo

Dios muerto, dios muerto, vuelve a la vida
cuando termine mi cuenta invertida
cinco, cuatro, tres, dos…

Siento a la vegetación rendirse.
Entiendo qué tan rojo es el sol que se pone.
Y los ladridos de los perros que la ciudad impone,
aullidos de viudas. Lugar para emboscarse, hendirse,
urbe de vertederos, lleno de mugre en la frontera estatal.
Toda la noche arderá cada farol
en memoria de tu juventud y fuerza, como el girasol,
tú, portador de la semilla, del placer, el tan vital.

Quiero esparcir, aunque no sirva de nada
flores funerarias: la orquídea, el iris.
El tráfico de la calzada
suspira por tu retirada,
versión gringa de Osiris.

Huelo el crimen: en Jersey hay un barco huesudo
tirando, como despojos, de tu hígado indignado
por el río Passaic —postindustrializado—
y toda tu savia se ha vuelto petróleo crudo
que se escurre por las tuberías rotas a la pradera.
Tu sexo son los jabalíes que cornean Arkansas.
¿Quién te desmembró, muñeco?
¿Aún no te cansas?
¿Quién te dejó tirado en carne viva, todo chueco,
en esta democracia, en esta tumba de tierra?

De costa a costa el dolor se ha extendido
como una canción cursi o como un nuevo virus.
Eres lo que más nos ha dolido
dios y fantasma, cadáver querido
versión gringa de Osiris. 

Dios muerto, dios muerto, vuelve a la vida
cuando termine mi cuenta invertida
cinco, cuatro, tres, dos…

Jackson Pollock, The Flame, 1934-38, MoMA.

Hush Now

Soon as the shift to darkness in the sky
left me alone to my own dark lanai
I must have slipped off somewhere wild since, wan
and long-haired, with a cowgirl flannel on,
this chick was crooning, like a lullaby,
lyrics about a whole world gone awry:

Hush, little pretty, hush. There, there.
Day is done, and night has won,
and Ending Times is everywhere.
 

Don’t cry, don’t cry. Ten years of drought:
the plow is rust; the harvest, dust. 
There’s nothing left to fret about.


Wolves long ago got through the fence,
circled the fold and, as of old,
done massacred the innocents.
 

It’s peaceful now: the mockingbird                                       
that trilled before don’t sing no more.          
Papa’s been gone for months. No word.


Hush, little pretty, hush. There, there.
Day is done, and night has won,
and Ending Times is everywhere.

She blew a kiss, dissolved, and there was dawn,
smog-red—a credible phenomenon.
Steel mesh immured, buzz, buzz, a frantic fly.
Whorled sirens were approaching.
Hush-a-bye.

Haz silencio

Tan pronto como el cielo cambió a “apagado”
me quedé solo en mi oscuro jardín privado.
Debo haber caído en una tierra salvaje
porque llegó una chica de extraño ropaje
de franela y cabello largo, que canturreaba
una canción de cuna, sobre un mundo que se acaba.

Haz silencio, pequeñita, ya, ya.
El día termina, la noche germina,
y el fin del mundo no se va.


Ya no llores por diez años de estiaje:
la yunta oxidada, la siembra olvidada
ya no hay horizonte en el paisaje.


Los lobos hace años cruzaron la reja
cercaron el recinto, y por instinto
masacraron cada hombre y cada oveja.


Hay silencio: si el ruiseñor con su silbido 
calló desde antes, tú ya no cantes.
Nadie sabe de papá, ni una palabra ni un sonido.


Haz silencio, pequeñita, ya, ya.
El día termina, la noche germina,
y el fin del mundo no se va, va…


Me mandó un beso y se disolvió en la madrugada,
entre un humo rojizo, fenómeno comprobable.
Tras la malla de acero, una mosca desquiciada.
Sirenas vertiginosas se acercaban en bandada.
Hasta siempre
shhh

Jackson Pollock, Landscape with Steer, 1936-37, MoMA.

The Tribe

O Rhesus, in this time of desolation
I often look upon your warriors.
Their eyes an avid blue, their red beards Thracian,
they populate my room with baldrics, furs
and penetration: horn-tipped helmets, arrows
and lances, whetted human bones for spurs.
The steeds that stir my atmosphere like sparrows
carry them to hibernal massacres.

Rhesus, I witness, from a rocking chair,
snowflakes—or ashes?—churning in the air.
Ashes. Flambeaux are going street by street.
Choice girls are dragged aside while in the square
the last defenders, brave men, turn to meat
for jackals.
Rhesus, I accept defeat.

La Tribu

Ay, Rhesus, en estos tiempos desolados
suelo voltear la mirada a tus guerreros.
Sus barbas rojas tracianas, sus ojos ávidos, azulados.
Infestan mi cuarto de tahalís, fundas y pieles
y para el ataque: flechas, cascos cornudos,
lanzas, espuelas de huesos de los infieles.
Los potros que agitan el aire como zancudos
los cargan por masacres y derroteros.

Rhesus, soy testigo, desde mi mecedora,
de los copos de nieve ¿o cenizas? en la aurora.
Cenizas. Van con antorchas, casa por casa
y escogen muchachas para arrastrarlas a la plaza
los defensores se vuelven carne de cañón
los valientes alimento para la flota.
Rhesus, cuando así me enfrento a tu nación,
acepto la derrota.

Jackson Pollock, The She-Wolf, 1943, MoMA.

The Uglies

Just yesterday when I was young and clever
I had the perfect purpose figured out:
lavish ecstatic monumental thought
begetting artworks that would last forever
on life’s rich brevity. But in the night
ridicule moved in, and the monster doubt:
Nothing is deathless, so your scheme is shot.
You are a chump, however hard you write.


I slept like hell and all day long, half nuts,
I have been sumping dreck from my infernal
parts, my subconscious—I don’t know—my guts:
priapic howlers that won’t be eternal,
obscene refrains that echo and are gone.

It’s all about the uglies from now on.

Lo Grotesco

Apenas ayer era joven e ingenioso
y tenía mi propósito perfectamente figurado:
prodigar pensamientos extáticos y monumentales,
engendrar arte tan imperecedero como fastuoso
sobre lo breve que es la vida. Pero en la noche oscura
repta el miedo al ridículo, un dudar monstruoso:
Nada es inmortal, tu plan está errado;
Por más que le hagas a la escritura
no se te quita lo tarado.


Dormí del carajo y en la vigilia, fuera de mis cabales,
he estado bombeando estiércol de mis partes más ocultas,
de mi subconsciente, qué se yo, de mis genitales:
gemidera príapica, que ni será eterna ni es tan culta,
refranes obscenos que hacen eco y se hacen humo.

De aquí en adelante lo grotesco y mi poesía son uno.

Jackson Pollock, Stenographic Figure, 1942, MoMA.

The Living Will

Too grizzled now to play the wunderkind,
too apt to sit where I have often sat,
I, Aaron Vaughn Poochigian, now that
my nose has thickened and my hair has thinned,

do hereby most imprudently rescind
the rulebook I propounded, all my sessile
growths and impediments, so that, a vessel
beholden only to the waves and wind,

I may be free to drift out of the bay.
Hereafter I shall whiff the fragrant coasts
of Araby, Dundeya and Cathay

and, further out, beyond the round world’s spalling
margin, hear Odysseus’ ghosts
squeaking like hinges, hear the Sirens calling.

Última voluntad, en vida

Demasiado encanecido para jugar al prodigio
muy apto para sentarme donde siempre me siento
Yo, Aaron Vaughn Poochigan, ahora que siento
que mi nariz es ancha y mi cabello un vestigio,

por medio de la presente rescindo con toda imprudencia,
el reglamento y los sustratos a que me he adherido,
junto con sus impedimentos, y en navío convertido
me rindo sólo a las olas y el viento en su afluencia,

andaré, pues, sin rumbo por la ensenada.
En lo sucesivo respiraré la fragancia costera
de Arabia, Catai o Dundeya, polinombradas.

Escucharé al fantasma de Odiseo narrar sus penas
y más allá de los márgenes astillados de la tierra,
sonará, como chirrido de bisagras, el canto de las sirenas.

Jackson Pollock, Easter and the Totem, 1953, MoMA.

***
Svetlana Garza
Estudió lengua y literatura inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde ahora cursa la maestría en literatura comparada. Es poeta, traductóloga y traductora de libros como Trozos de mí, del poeta beatnik Bob Kaufman; de la novela Entre actos, de Virginia Woolf; de La venganza del Saguaro, de Tom Miller, entre otros. También es autora del poemario de literatura erótica La Rinoceronta en el cuarto (Editorial Letras Líquidas). Su obra, además de en revistas independientes, ha sido publicada en el libro colectivo Fantasías desanimadas, de Editorial Literal, y en la antología Silueta: narrativa y poesía, de Colectivo Entrópico. Sus próximos dos libros de poesía están varados por la pandemia y nunca se ha ganado un premio. #jamásbecada
Facebook: @larinoceronta

Traducciones revisadas y autorizadas por el autor.
Imagen de portada: Jackson Pollock, sin título, 1950, MoMA.

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