Sin comunidad no hay liberación: poesía de mujeres tercermundistas

El libro que ponemos a su disposición, Esta puente, mi espalda, publicado en 1981 en San Francisco y editado por Gloria Anzaldúa y Cherríe Moraga, brindó un espacio a las voces que vivían en una frontera no sólo política sino de agencia dentro de un mundo completamente cooptado por el feminismo hegemónico, los movimientos racistas y las violencias misógina y homófoba.

A través de ensayos, poemas, cartas y relatos escritos desde la carne y la herida que suponen las condiciones de migrante, india, periférica para volverla inapropiable,* estas autoras nos muestran la importancia de la producción teórica a partir de la vivencia y no como sujetas de investigación.

En 1988 Ana Castillo y Norma Alarcón tradujeron Esta puente, mi espalda con las dificultades que esto conlleva, sobre todo porque la lengua es un lugar de enunciación tanto política como idiosincrática. La idea de la compilación es, como su nombre lo indica, “hacer una puente sobre las diferencias que históricamente han vencido a la mujer de color hasta callarla, borrarla y fragmentarla” (Moraga).

Es importante señalar que “mujer de color” fue el término que una diversidad de mujeres (asiáticas, latinoamericanas, chicanas, indígenas, africanas, etcétera) empezó a reclamar como identificación política para distinguirse de la cultura dominante.

Esta antología parte del testimonio personal para volverlo colectivo. Se trata de una reapropiación y resignificación de las categorías impuestas a las mujeres no blancas por la sociedad norteamericana de entonces.

La iniciativa de compilación nació de la incapacidad de los movimientos existentes para abarcar la totalidad y la particularidad que significaba (y sigue significando) ser mujer y feminista; también de la posibilidad que la educación brindó a estas mujeres provenientes de grupos minoritarios** para tomar la palabra y escribir por sí mismas.

Esta antología es una forma de desarmar la casa del amo a partir no sólo de las similitudes sino también de las diferencias que emanan de la experiencia propia y la autopercepción.

Como mujeres, nos han enseñado a ignorar nuestras diferencias o a verlas como causas para la separación, y sospecha, en vez de apreciarlas como fuerzas para el cambio. Sin comunidad, no hay liberación. Sólo hay el más vulnerable y temporal armisticio entre el individuo y su opresión. Pero comunidad no debe significar el despojo de nuestras diferencias, ni el pretexto patético de que las diferencias no existen (Lorde).

“Como guardianas del fuego de la transformación, invitamos a la conciencia del alma a nuestros actos diarios, llamamos riqueza y belleza a nuestras vidas; pedimos al espíritu que agite nuestra sangre, disuelva los rígidos muros que nos separan y nos junte. Que nuestras voces proclamen los lazos de los puentes” (Anzaldúa).

En 2002 se publicó una tercera edición del libro impresa en Saline, Michigan, que incorpora más textos y que disponibilizamos aquí en inglés.

Notas
*Inapropiable: Trinh T. Minh-ha desarrolla la teoría de la Otra inapropiada/inapropiable, en la que la mujer postcolonial resiste las definiciones de la otredad impuestas e insiste en definir la diferencia desde su propia perspectiva.

**Grupos minoritarios: El texto fue publicado en 1981 y desde esa fecha se menciona que en algún punto del futuro las minorías, frente a los blancos, dejarán de serlo.

Imágenes principal y de interiores tomadas de cherriemoraga.com

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